¿Revolución?

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No sé si necesitamos una revolución o no, pero algo tiene que cambiar, no una revolución tipo a los siglos anteriores en el que muchos luchaban por grandes ideales, pero que en otros casos era pura venganza, que su aspiración era: Yo ahora te sirvo a ti, pues ahora me vas a servir tu a mí. Porque eso no es la solución, sería un mundo exactamente igual, pero con los actores con papeles intercambiados. Eso no es revolución, eso es un golpe de estado a la sociedad, un robo.

Cuando era bastante más joven veía las películas americanas y veía las casas en las que vivía la gente, pero no los superguays, esos que tienen TODO (y mirad que lo he puesto en mayúsculas), no, esos no, si no los que viven en caravanas y casas prefabricadas en medio de la nada o en zonas habilitadas para ello. ¿Y sabéis lo que pensaba?, pues sí, pensaba que en qué sitios vivía la gente, pensaba que era un poco inhumano vivir así, encima en los EE.UU., allí donde tienen su propio sueño, en el país de las oportunidades, en el... qué más da. No es que yo tuviera mucho: mi casita normal como la de cualquier obrero, mi bocata de chocolate Nestlé porque entonces no había marcas blancas, mi choricito del pueblo hecho por mis padres, mi libertad para ir a jugar a la calle yo solito con 4 años, bueno, ahora que lo pienso sí tenía bastante. Sólo tenía unas zapatillas marca Tórtola que cuando necesitaba otras iba a la zapatería y dejaba allí las viejas y creedme, no es porque dieran dinero por las viejas, pero tenía libertad, comida, a mi madre en casa, una casa normal, unas raciones en el bar de la avenida de vez en cuando, la ilusión de ir al cine por que iba un par de veces al año, un espacio amplio con montones de amigos con los que jugar, cosas básicas, pero cosas que me permitieron tener una infancia feliz y con TODAS (en toda su extensión) necesidades cubiertas.

Y voy al grano.

¿Revolución?, pues claro que la necesitamos, estoy viendo y cada vez más cómo las familias no llegan a final de mes, tenemos cosas impensables cuando yo era pequeño, cosas que nos da la sensación de cierto estatus. ¡Mira que teléfono me he comprado! ¡Mira que DVD! ¡Mira que televisión LED full HD! (Que ni Dios sabe lo que significa eso de LED y menos lo de full HD, sobre todo cuando emiten una peli en HD y no la pueden ver). Pero ese tipo de cosas no son las que cubren nuestras necesidades, no son las que nos hacen felices de verdad. Lo que cubre nuestras necesidades son los 70 euros al mes para pagar el recibo de la luz y que al año que viene nuestra necesidad en ese aspecto se va a incrementar hasta los 80 o 90.

Lo que cubre nuestras necesidades es tener la nevera llena y si puede ser de filetes y buen pescado aunque a mí no me guste y no de salchichas y fruta recogida en los restos de los mercadillos. Porque hay gente que no vive en una caravana, pero tampoco tiene para comprarse un filete, gente que come en un comedor de Cáritas u otro cualquiera y ya está, ya ha comido todo lo del día.

Lo que nos hace felices no es ir al cine (que ya hablaré de eso otro día) a ver una peli y gastarnos más de lo que vale la entrada en un puñado de palomitas y un refresco, no es ir a una tienda y comprarnos unos pantalones por 10 euros hechos a saber cómo, porque 10 euros son 4 cañas y no puede ser que sea lo mismo, a alguien le engañan. Bueno, más bien engañan a todos, al que hace los pantalones y al que paga las cañas. A uno por que no le queda más remedio para poder comer y al otro por que le tienen comido el coco y le parece algo normal.

Lo que realmente cubre nuestras necesidades y nos hace felices, entre otras cosas, es el poder tener lo que yo tenía de pequeño: mi casa, mi plato de lentejas, poder elegir entre chorizo del pueblo y chocolate para merendar, salir los fines de semana a dar un paseo con tus padres, tener padres, tener hijos, tener un abuelo al que ir a ver de vez en cuando, salir a jugar a la calle solo, que te pase algo y la gente se preocupe y te ayude, ...

Actualmente todo esto no es posible para muchísima gente, cada vez nos parecemos más a la gente de esas películas de las que hablaba antes.

Cada vez hay más gente que no tiene casa, que como mucho vive en una habitación alquilada y sin perspectivas de poder optar a algo más.

Cada vez hay más gente que va a comedores públicos a pesar de tener sus trabajos, su familia, su vida “normal”.

Cada vez hay más gente que no tiene fines de semana, porque el capital tan solo quiere abrir todo todos los días, porque así los pobres desgraciados que basamos nuestra felicidad en comprar nos podemos gastar nuestro dinero más rápidamente.

Cada vez hay más gente que no tiene padres, porque están los dos todo el día trabajando, incluso los fines de semana, ya sabéis por qué.

Cada vez hay más gente que no tiene hijos porque no tiene nada, ni dinero, ni piso, ni trabajo y casi ni opciones para tenerlos y aún peor, ni ganas.

Cada vez hay más gente que no tiene un abuelo, tiene varios padres, porque es el abuelo quien le cuida hasta el final del día mientras los padres están trabajando, si es que son tan afortunados de tener trabajo.

Cada vez hay más gente que no tiene la ilusión de ir a ver a sus abuelos, porque están viéndolos todos los días.

Casi nadie hay que tenga la libertad de salir sólo a ciertas edades, se les empieza a dejar salir con 11 o 12 años y nos parece un mundo.

Cada vez la sociedad se está deshumanizando más y te pasa algo y puede que no te ayude nadie.

Cada vez...

No pienso que todo antes fuera perfecto, también pasábamos muchas calamidades, pero creo que era un mundo más humano.

Obviamente todo esto no es lo general, si fuera así ya estaría la revolución aquí. Pero aguantamos, aguantamos y aguantamos. Hace poco escuché una frase que me gustó:

Históricamente, las verdaderas revoluciones han empezado cuando la gente tan sólo le quedan patatas para comer.


¡Vaya frase!, ¿os imagináis comer sólo patatas?, prácticamente eso es lo que comían mis padres cuando eran pequeños, allá en la posguerra; patatas, garbanzos y algún cacho de tocino y pan, era la base de su alimentación.

Supongo que para que llegue la revolución de las patatas tendrá que suceder que sea la gran mayoría la afectada por las patatas, porque hay muchos que ya es casi lo único que les queda. Todavía somos muchos los que nos podemos comprar el último modelo de móvil y cambiar de DVD por que el nuestro no lee los divx, pero ¿hasta cuándo?


Y mientras tanto, los que tienen el poder y el dinero campan a sus anchas, venga cenas, venga comidas, venga desayunos, venga coches oficiales, venga trajes, venga primos y hermanos, venga no me subo el sueldo pero me lo llevo en dietas, venga queridos trabajadores tenéis que hacer un esfuerzo, venga, venga y venga...


Lo que digo, aquí hace falta algo, no dar la vuelta a la tortilla como decía al principio, pero sí hacer un buen revuelto y que en lugar de que haya tanta clara y unas cuantas yemas, que este todo un poco más mezcladito, seguro que aunque unos pocos pierdan un poco, hay muchos que ganan un montón.

He de decir que no soy muy optimista al respecto, veo en la lejanía a los del 15M, pero no veo que sean la solución, tiene que ser algo mucho más amplio, más metido en las entrañas de la sociedad. Supongo que al final tenía razón el de las patatas, hasta que sólo nos queden las patatas no haremos nuestra nueva revolución.

Saludos Jesús (alias Odiseo) hoy, aunque la operación de control siga siendo complicada, seguro que he llenado tus expectativas


^^Arriba^^

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